jueves, 26 de febrero de 2009

BASURA EN EL MAR

No hay más que darse un paseo por cualquiera de nuestras playas, nuestros puertos o recorrer unas pocas millas navegando para encontrar montones de basura, principalmente plásticos.
Según Greenpeace el mayor problema lo constituye la basura flotante, que está constituida en un 90% por residuos plásticos. Destacan por su cantidad los plásticos blandos, como bolsas de plástico, etc. Sin embargo, el 70% de la basura vertida al mar acaba en los fondos marinos, y sólo un 15% termina depositada en las playas. El Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas ha estimado que 13.000 piezas de plástico contaminan cada kilómetro cuadrado de mar. Anualmente se arrojan al mar 6,4 millones de toneladas de basura. Los impactos de las basuras flotantes sobre la fauna marina están bien documentados, siendo los más graves los derivados del estrangulamiento y la ingestión. Se ha comprobado, por ejemplo, que el 98% de los fulmares del mar del Norte tienen restos de plástico en sus estómagos. La ingestión de plásticos por las criaturas marinas les puede llevar fácilmente a la muerte. La dieta fundamental de las tortugas marinas está constituida por medusas, tan parecidas a las bolsas de plástico, lo que hace que estas las ingieran y encuentren la muerte. La preocupante disminución de la población de tortugas marinas es uno de los motivos de que en los últimos años las medusas se hayan convertido en plaga. Si bien es cierto que este es un problema global, se han llegado a detectar en el Pacífico norte concentraciones de basura ocupando una superficie 70 veces la de España, debido a la circulación de las corrientes oceánicas. Sin embargo la solución al problema debe empezar por nosotros mismos, principalmente cuidando nuestros hábitos y acciones cotidianas. Por ejemplo evitando tirar al mar las colillas, cuyos filtros no son biodegradables. No tirando latas al mar, teniendo cuidado con colchonetas, flotadores y balones de plástico para que no se los lleve el viento, guardando los trozos de cabo inservibles, la mayoría de ellos de poliéster, nylon o polipropileno. Y tantas cosas más que muchas veces sin pensar lanzamos por la borda.
Un panel a la entrada de una tienda de náutica en Francia nos recuerda el tiempo que pueden llegar a tardar en degradarse una serie de materiales, a veces hasta 600 años o más. Tengámoslo presente. Así que si los que nos declaramos amantes del mar no predicamos con el ejemplo, qué podemos esperar de los demás, qué medidas podemos exigir a los gobiernos… Aunque sea por egoísmo, hagamos lo posible por mantener limpias nuestras aguas.

martes, 24 de febrero de 2009

CRISIS, WHAT CRISIS?




Ja, ja... No comentaré nada al respecto, solamente subiré algunas fotos tomadas este pasado verano en las Baleares... pufff! qué crisiiis...
No pongo más, porque estoy a punto de romper a llorar... pobrecitos, a ver si los estados se apiadan de ellos, como de los bancos, y les inyectan un poquito de nuestra liquidez, al fin y al cabo es por una buena causa, sino tendrán que aplicar un ERE a sus tripulaciones...

viernes, 13 de febrero de 2009

SENSACIONES DE NAVEGACION EN SOLITARIO

Es difícil describir sensaciones, aun así lo voy a intentar. A pesar de que hace algún tiempo que no navego solo, aproximadamente desde septiembre, pero eso es lo de menos. Si bien es cierto que no tengo experiencia en largas navegaciones oceánicas en solitario, si que he realizado un considerable número de millas en esta modalidad de navegación alrededor de la Península o por las islas, lo que considero que te obliga a estar más alerta si cabe, pero que en cualquier caso, aunque sea modestamente, me ha permitido experimentar los placeres e inquietudes de la navegación a vela en solitario, desde que lo probé con 14 años hasta hoy.

A la hora de mentalizarse, es diferente el planteamiento para una navegación de un día, de dos o de más, sin embargo el tamaño del barco en el que se realizará la travesía no afecta tanto en lo que concierne a las sensaciones de navegar solo.
En el momento de zarpar siempre me invade un sentimiento de desasosiego, si bien es cierto que al cabo de poco tiempo desaparece esa inquietud y aparecen otras sensaciones.
También es verdad que las condiciones meteorológicas existentes al salir contribuyen a aumentar o disminuir dicho desasosiego, ya que no es lo mismo empezar de día con buena mar y cielo despejado a zarpar de noche o con viento fuerte, mar formada y cielo oscuro.
Evidentemente el barco debe cumplir una serie de requisitos mínimos en cuanto a equipamiento, en función del cual uno puede acometer la travesía con mayor o menor confianza. Considero importante el buen conocimiento y funcionamiento de los instrumentos, básicamente el piloto automático, el GPS y el radar. Si todo va bien se navega con mucha más tranquilidad, pero de todos ellos, el que es fundamental es el piloto.
Una vez superado ese primer momento, uno se va metiendo en una dinámica mucho más reconfortante que te mantiene ocupado en el manejo del barco y el aparejo, en la casi constante atención a la navegación y a los partes meteorológicos.
Durante las primeras millas siempre cuesta más abandonar la cubierta, intentando que el tiempo de permanencia en el interior del barco sea el mínimo posible, de ahí que sea importante tener todo lo necesario bien estibado a mano. Pero según va pasando el tiempo va aumentando la interacción con el barco. Te vas acostumbrando a los movimientos y sonidos de a bordo, lo que se traduce en una disminución de la inquietud, sin llegar a desaparecer del todo cierta tensión que te hace permanecer alerta.

Si las condiciones ayudan conviene mantener una rutina en cuanto a las comidas. Creo que es importante hacer por lo menos una comida caliente al día, ayuda a mantener alto el ánimo y uno no sabe con certeza cuando puede cambiar el tiempo de tal forma que no te permita cocinar. Cuando las cosas están incómodas entonces echo mano de los bocatas, las patatas fritas, la fruta y el chocolate. Y siempre a mano el agua.

El sueño es una de los temas más delicados a la hora de navegar en solitario, por eso aprovecho los momentos en que las condiciones lo permiten, preferiblemente de día, para descansar, siempre en intervalos cortos de tiempo.
Durante la primera noche siempre cuesta más irse a dormir e intento mantenerme lo más activo posible, pero si la travesía va a durar más de dos días conviene descansar y una vez tomadas una serie de precauciones intento dormir en períodos de no más de 20 minutos. A pesar de tomar esa serie de medidas de seguridad, como pueden ser la constatación de que no haya otro barco, al menos en el radio de alcance del radar, activar la alarma del mismo a una distancia en torno a unas cinco millas, dependiendo de mi velocidad, navegar a suficientes millas de la costa sin meterme en las rutas de mercantes y ponerme un despertador, reconozco que en el fondo hay cierto grado de confianza en la providencia y la suerte, lo que hace que la primera noche me cueste más dormir. Algo que a partir de la segunda, debido al cansancio acumulado, no supone tanto problema, a pesar de que nunca llego a abandonarme absolutamente al sueño, como si algún sentido permaneciese en constante atención, de manera que un sonido inusual, un cambio de rumbo o cualquier otra alteración hagan que me despierte con facilidad.

Una vez cogida la rutina de a bordo es cuando verdaderamente disfruto de la sensación de estar solo en el mar, de sentir que el barco me lleva y que yo sólo le ayudo.
Las tareas de trimado y reglaje o maniobras con las velas, o las de mantenimiento y reparaciones que van surgiendo, me suelen mantener entretenido la mayor parte del tiempo y son las que más pueden cansar, pero a su vez son las que más satisfacción me producen una vez realizadas.
No obstante no es nada despreciable la agradable sensación de no hacer nada, simplemente contemplar el movimiento del mar, las nubes o los delfines, leer, escuchar música o fumarse un cigarrillo en cubierta contemplando estrellas. Ser consciente del mundo.
Sin embargo, cuando las cosas se ponen feas es cuando peor se lleva estar solo, pero cuanto peor se pasa en esos casos, una vez que ha pasado, mayor satisfacción me produce por haberlo superado. Hace que me sienta más autosuficiente, que me sienta más libre, más vivo y a la vez más pequeño.
¡Qué satisfacción deben sentir los que tras pasar del orden de 90 días en solitario en la mar, completan una circunnavegación! Creo que me lo puedo imaginar. Debe ser fantástico!
De ahí mi gran admiración hacia ellos. Porque una vez que has probado la navegación en solitario, quieres más, quieres llegar más lejos, estar más tiempo en la mar para disfrutar más de esos momentos y a su vez que la satisfacción de volver a tierra también sea mayor.
Como dije, creo que en esto de la navegación en solitario hay una fuerte componente de suerte, que hace que cada vez que salgo a la mar en estas condiciones tenga la sensación de estar quemando un nuevo cartucho, algo así (salvando las distancias) como jugar a la ruleta rusa. Cuando uno tiene que cerrar los ojos, en la oscuridad de la noche, no puede pensar en la cantidad de cosas con las que uno puede toparse en la mar, de lo contrario, siendo completamente cabal, no lo haría… y sin embargo qué sensación más agradable produce. Toda una paradoja, asumible cuando es uno mismo el que paga. Menos probabilidades de accidente que cuando cogemos el coche, algo que aún así hacemos con toda la tranquilidad.
Qué segura sería la vida si nos quedásemos en casa, qué confortable… y que insulsa.

martes, 10 de febrero de 2009

LUCHA POR LA 3ª PLAZA EN LA VENDÉE

Cerrada lucha por la tercera plaza en la Vendée Globe, entre el Roxy, patroneado por la británica Sam Davies, y el Safran del galo Marc Guillemot. Ambos han ido alternando sus posiciones en un pulso táctico a lo largo del Atlántico Norte. Primero Davies fue recortando distancia a Guillemot, pero este consiguió defender su tercera posición hasta que el Safran ha perdido su quilla y ahora Samantha Davies ocupa la tercera plaza, tras la llegada, hace un par de días, de Le Cléac´h con Brit Air en segunda posición. Al igual que le ocurriera hace unos días a Bilou a bordo del Veolia, que tuvo que abandonar la regata en Azores por pérdida de la quilla cuando navegaba en segunda posición, ahora le ha tocado a Marc Guillemot, que venía con los mismos problemas en su quilla hasta que finalmente la ha perdido. Guillemot declaró haber sentido un “alivio” ya que las grandes oscilaciones del apéndice podían ocasionarle males mayores. A pesar de todo intentará terminar la regata llegando a Sables d´Olonne estabilizando el barco con los tanques de lastre.
Parece que finalmente Samantha Davies ocupará el tercer escalón del podio, aparentemente gracias a los sucesivos abandonos de los participantes que iban por delante del Roxy, pero en esta regata lo más importante es mantener el barco en condiciones y conseguir llegar. No cabe duda que Samantha ha realizado una magnífica regata alrededor del mundo y se merece subir al podio, pero no se pueden lanzar ya las campanas al vuelo pues aún le faltan 750 millas, y como se ha visto esto no termina hasta que se cruce la línea de meta en Sables d´Olonne. Sin embargo mucho tendrían que torcerse las cosas para Samantha, y en cualquier caso se merece desde ya una gran ovación por la estupenda circunnavegación que ha venido realizando, haciendo además que pareciese fácil. ¡Good job Sam!

martes, 3 de febrero de 2009

Maestro Moitessier

Mi máximo referente, del que ya he hablado en otras ocasiones, el maestro Bernard Moitessier es, desde mi punto de vista, quien mejor ha entendido la navegación a vela y, en definitiva, la vida.
No repetiré aquí sus más que conocidos méritos y gestas náuticas, pero pongo estos videos del documental extraído del programa francés sobre la mar "Thalassa", donde podemos ver al maestro en el Joshua original y aún navegando a bordo de su actual Tamata en las aguas polinesias que él eligió como hogar después de que en 1969 renunció a la victoria en la Golden Globe.
En los momentos que más saturado me encuentro por la titulitis náutica existente recurro al maestro Moitessier, paradigma de la frase: quién pudiera perderse en el mar, lejos del mundo del hombre...

domingo, 1 de febrero de 2009

VICTORIA DE MICHEL DESJOYEAUX EN LA VENDÉE GLOBE

84 días ha empleado Michel Desjoyeaux a bordo del Foncia para recorrer las más de 28.000 millas alrededor del mundo en solitario sin etapas ni asistencias de esta Vendée Globe 2008-2009, haciendo una media de 13,2 nudos. Es la segunda vez que el francés gana esta gran regata, después de que en la edición 2000-2001 lo hiciera a bordo del PRB, donde Ellen MacArthur fue segunda.
En esta ocasión ha batido el record en algo más de 3 días, manteniendo el liderato desde las aguas de Australia, en una edición dura caracterizada por el elevado número de abandonos.
Ahora la lucha por la segunda plaza está entre Roland Jourdain con Veolia, que viene por Azores con problemas en su barco, muy presionado por Armel Le Cléac´h a bordo de Brit Air. Detrás el Roxy de Samantha Davies, que está haciéndo una magnífica regata y que está disfrutando de esta vuelta al mundo como si fuera un juego, divirtiéndose y navegando aparentemente sin esfuerzo, por lo que se ha ido pudiendo ver en las imágenes a lo largo de toda la regata. Sam Davies navega en apretada lucha con Marc Guillemot y su Safran.
Les siguen:
Bahrain Team Pindar de Brian Thompson
Dee Caffari a bordo del Aviva
Arnaud Boissières con Akena Vérandas
Steve White con Toe in the Water
Rich Wilson en el Great American III
Raphaël Dinelli con el Fondation Océan Vital
Y Norbert Sedlacek y su Nauticsport-Kapsch
Estos dos últimos aún por doblar Cabo de Hornos.
Quedan 12 de los 30 que tomaron la salida en noviembre desde Sables d´Olonne, en una regata en la que llegar ya es un auténtico triunfo.